Por: Andrea Carpentier

En Estados Unidos el perfil del Growth Hacker ha pasado a ser de los más buscados, y suele asociarse a marketinianos y agencias de publicidad. Pero en realidad, el perfil de un growth hacker puede calzar con muchos negocios, y es en las startups donde el concepto cobra más sentido que nunca, y ya veremos por qué.


La disciplina del growth hacking está directamente relacionada con el crecimiento de un negocio. El objetivo que busca, es aumentar lo más rápido posible, los ingresos, impactos o usuarios de una empresa, siempre con el menor gasto y esfuerzo posible.

El concepto fue acuñado por Sean Ellis en el 2010. Cuando justamente él, como consultor, ayudaba a emprendedores a obtener un crecimiento acelerado. Fue entonces, cuando definió que hacía falta un puesto laboral, que reuniera condiciones de perfiles que hasta entonces estaban divididos.

De ahí que el Growth Hacker se entiende como alguien que puede moverse en campos de innovación, analítica y/o creatividad, buscando tácticas ágiles y asertivas, en el momento preciso. Es clave que sepa aprovechar las tendencias del mercado, las ventajas que otros no han visto, que sepa recopilar tanto información cualitativa como datos, para luego analizarlos y sacar las conclusiones necesarias para hacer su jugada. Esa acción, que muchas veces sucede como resultado de prueba y error, es la que llevará a la empresa a un crecimiento acelerado. Como sucedió con Drop Box en su momento.

Si te interesa saber más sobre el growth hacking, ya puedes comenzar a familiarizarte con las herramientas de esta disciplina, que sirven para gestionar redes sociales, analizar datos, realizar test A/B, escucha social o monitorizar a la competencia. Algunas de las principales a la fecha son Semrush, Import.io, Sistrix, Google Analitycs, Hotjar, Hootsuite y Ubersuggest.io.

Share Button