Hoy en día nos vemos enfrentados a un avance tecnológico exponencial, una vida basada en el consumo excesivo y extracción desmedida de recursos.
El 25 de mayo del 2021 España alcanzó su “Earth Overshoot Day”. Ese es el día en el que se agotan los recursos que el planeta es capaz de producir en un año. Según el Global Footprint Network, cada año consumimos como si tuviéramos 1,6 planetas. En el caso de Qatar, 9 planetas.
Los avances tecnológicos nos han permitido elegir qué mundo ver, a través de algoritmos, dejando de lado lo que no nos gusta o no nos parece.
Como sociedad hemos “crecido” a pasos tan agigantados que olvidamos analizar cómo llegamos acá y hacia dónde vamos.
En una empresa, para conocer el valor de un cliente es necesario tomar en cuenta el valor histórico (qué me ha aportado hasta este momento) y el valor futuro (qué valor me aportará en función de su vida promedio esperada). Extrapolemos este concepto a nosotros como personas… ¿Cuál es nuestro valor histórico y futuro? ¿Qué hemos aportado hasta este momento y qué aportaremos en el futuro?
Porque ya llevamos mucho tiempo abusando de recursos, materiales y seres.
Se nos olvidó el principio económico más básico: “las necesidades son infinitas y los recursos escasos”.
Ya es hora de alterar el algoritmo. ¿Cómo? Creando conciencia y proponiendo soluciones.
Tomemos como ejemplo la marca “Patagonia”. Patagonia está inserta en la segunda industria más contaminante del planeta: la moda. A diferencia de muchas empresas dentro del mismo rubro, su misión es inspirar e implementar soluciones a la crisis ambiental, no acrecentarla.
La estrategia de Patagonia se basa en re-pensar el consumo (alientan a los clientes a cuestionarse si es realmente necesaria su compra), reducir lo que se compra, reparar lo que se pueda, reusar lo que se tiene y reciclar. Ellos, no solamente lo dicen, si no que lo hacen. En 2015 hicieron 50.000 reparaciones de prendas Patagonia usadas; desde el 2005 han reciclado 27 toneladas de ropa; usan poliéster reciclado en sus productos; trabajan con granjas de agricultura regenerativa para utilizar tejidos de algodón orgánico; se enfocan en el comercio justo; hacen donaciones a ONG’s y grupos ecologistas, entre otros.
Ellos entendieron a la perfección su trabajo. Independiente de la industria en la que te encuentres, puedes elegir hacerlo bien o hacerlo mal. Patagonia eligió hacerlo bien.
Otro ejemplo de empresa que crea conciencia y propone soluciones es “Ecoalf”. Ecoalf elabora sus prendas con plásticos que se encuentran en el océano. En 2018 consiguieron eliminar 260 toneladas de basura sólo en España. Su ropa tiene estilo, es atemporal y reciclada. Agregan valor a algo que es visto como un desecho. Ellos, como un “buen chef”: crean una comida gourmet con sobras.
La decisión o acción de una empresa/persona nos afecta a todos. Patagonia y Ecoalf tienen un propósito, una razón por la cual existir. Tienen claro que el ciclo de vida de su producto es circular, no lineal.
Nosotros podemos lograr cambios importantes también. Tenemos que partir siendo conscientes de nuestro consumo. Además, está claro que como consumidores tenemos todo el poder: nosotros somos la demanda. Pidamos y seamos el cambio que realmente queremos ver. No más “Greenwashing” en el Día de la Tierra.
Si Oscar de la Renta accede a no vender más pieles con tal que Billie Eilish use un vestido suyo en “The MET Gala”, cualquier empresa puede realizar cambios potentes. Estas son el tipo de acciones reales con consecuencias positivas que necesitamos. Oscar de la Renta, espero que tu acción lleve a una secuencia de cuestionamientos por parte de otras grandes marcas.
Para finalizar quiero recordarles una frase de la película de Disney, “El Rey León”.
Cuando Mufasa le muestra su reino a Simba, dice:
“Todo lo que ves, se mantiene unido en un delicado equilibrio. Como rey, debes entender ese equilibrio y respetar a todas las criaturas, desde la pequeña hormiga hasta el veloz antílope.”
Patagonia lo entendió desde un principio… en algún minuto tuvo que hacer una estrategia de crecimiento o captación… pero lo hizo bajo el Modelo del Rey León. Entendió que el equilibrio es necesario y el impacto debe ser mínimo. Que cada eslabón de la cadena es igual de importante y debe ser cuidado. Así propusieron soluciones escalables que hasta hoy generan beneficios, conciencia y un impacto real y positivo.
Cuantos más se sumen a este modelo, mejor para todos.