Por Micaela Koremblit

Hace mucho que venimos escuchando sobre el Internet of Things, pero ¿qué es realmente?

Se trata principalmente de una red de interconexión digital entre objetos, personas e Internet, que permite el intercambio de datos con otros dispositivos. Esto hace que se pueda capturar información clave sobre el uso y el rendimiento de objetos para así detectar patrones, hacer recomendaciones, mejorar la eficiencia y crear experiencias únicas para los usuarios.

El Internet of Things está transformando la vida de las personas y las empresas, impulsando innovaciones nunca antes vistas. Según el Worldwide Global DataSphere IoT Devices and Data Forecast, para el 2025 tendremos alrededor de 41.600 millones de dispositivos de Internet of Things conectados, lo que supone un crecimiento del 8.9% durante este período.

¿Cómo funciona IOT?

Los objetos se conectan por un proceso llamado máquina a máquina (M2M), en el que dos máquinas cualesquiera se comunican entre sí a través de un tipo de conectividad, haciendo todo el trabajo sin necesidad alguna de intervención humana. Esto se realiza a través de sensores y chips sofisticados, que están incrustados en los objetos que nos rodean. Por ejemplo, nuestro móvil es un dispositivo que tiene una gran cantidad de sensores.

Luego, estos dispositivos conectados generan una gran cantidad de tráfico de datos y llegan a una plataforma de Internet of Things, un software que los recolecta, procesa y analiza. Esta información se hace relevante al usuario de alguna forma, sea realizando alguna acción como un aviso o simplemente acciones automáticas. Por ejemplo, si hay alguna falla en tu coche, puede llegarte un aviso para que tú lo vayas a reparar o directamente reservarte una visita a un taller.

 ¿Cómo influye en nuestra vida el Internet de la Cosas?

Podemos ver objetos conectados como coches que se conducen solos, neveras inteligentes que hacen la compra de supermercado cuando te estás quedando sin comida, hasta las denominadas “smart cities”.

  • La aspiradora Roomba: es un caso clarísimo de Internet of Things. Este robot se puede conectarse a wi-fi y manejarse desde una aplicación móvil llamada iRobot Home. Incluye una serie de sensores que permite detectar obstáculos, acumulación de basura y entender cuál es su entorno. Además, puede programar momentos y horarios de limpieza o acceder a su historial de recorridos.
  • Nest: es un termostato inteligente que permite regular la temperatura de la casa y detectar la existencia de humo. A medida que lo utilizamos, puede poner automáticamente la temperatura que deseamos en distintos momentos del día y bajarla cuando no estamos en casa. Esto lo hace a través del aprendizaje de nuestros hábitos, logrando así crear una experiencia personalizada y ahorrando energía.
  • Vehículos inteligentes: hay diversas innovaciones que nos hacen dar cuenta de que los coches son cada vez más inteligentes. Desde pantallas táctiles que permiten consultar el estado del tiempo, reproducir videos por streaming o incluso regular la temperatura de los asientos, hasta los coches que se conducen solos y cuentan con sensores complejos que detectan objetos en su camino. También algunos modelos como Volvo están incorporando un Hotspot que permite a todos los pasajeros conectar sus dispositivos a wi-fi.
  • Smart cities: consiste en sensores que pueden ayudar a gestionar el funcionamiento del transporte, reducir la congestión del tráfico y mejorar los servicios públicos, entre otras cosas. Barcelona es un buen caso, ya que ha incorporado sensores para controlar el aparcamiento, la recolección de residuos y wi-fi en toda la ciudad. Por su lado, París ya tiene su propio proyecto de smart city para el 2050, con la idea de realizar un plan urbanístico con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 y enfrentarse al cambio climático.

En definitiva, hay que estar preparados para que cada vez más objetos cotidianos se incorporen al mundo de Internet of Things, permitiendo hacer nuestra vida más fácil y reduciendo los costes y la contaminación en el mundo.

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