Por Carlotta Palma

Con el paso de los años hemos ido avanzando cada vez más hacia la digitalización, y podemos verlo en todos los ámbitos: desde los colegios –donde vemos más ordenadores que libretas y bolígrafos-, hasta nuestra vida cotidiana –con robots realizando las tareas del hogar- y coches, teléfonos y relojes cada vez más inteligentes. Hoy en día, son pocos los negocios que no han ido en esta dirección implementado un e-Commerce y los que aún existen, en su mayoría se trata de late adopters, ya que son pocos los negocios que no admiten digitalización alguna.

A lo que no estamos tan acostumbrados es a lo que ha sucedido con Amazon. El líder del e-Commerce –el número uno, nuestro top of mind en el momento de querer comprar un producto por internet- ahora también es una tienda física: Amazon Go. Es la prueba de que, para innovar, a menudo debemos “pensar al revés”: si ya vendemos online, pues vendamos presencialmente. Parece una paradoja, pero es mucho más digital la tienda física que el propio e-Commerce.

Cómo funciona Amazon Go

El funcionamiento de la tienda es algo distinto a lo que estamos acostumbrados en un establecimiento físico. En primer lugar, entras a la tienda presencialmente accediendo con un QR que encontrarás en la aplicación móvil de Amazon Go. Una vez dentro de la tienda, se detectará automáticamente si has puesto un producto en tu carrito o incluso si lo has quitado. La compra además se realiza de forma automática, por lo que no hay necesidad de hacer cola ni de pasar por la caja. Todo se compra de forma automática en el momento en el que coges el producto.

¿Qué podemos aprender de ello?

Para reinventase, Amazon se transformó en una tienda física, pero sin cambiar sus valores ni su esencia, solamente su forma.

Con la misma facilidad que comprarías algo por internet, lo comprarías de forma presencial. Ni en Amazon Go ni en el e-Commerce de Amazon existe la necesidad de hacer colas: caminas por la tienda de la misma forma que podrías estar navegando por la web. No hay esfuerzos para pagar (en ambos casos se registra la forma de pago automáticamente), en ambos casos tienen la opción de trackear tus movimientos y saber qué has dejado en el carrito de la compra (en el e-Commerce), o qué has cogido para luego no comprar (en la tienda física).

Para hacer todo eso posible han tenido que estudiar al cliente de forma meticulosa y han tenido la brillante idea de poder “extender” su forma, con la misma filosofía, los mismos fines. ¿Da miedo o te fascina? ¿Conoces otros casos de negocios que hayan pasado de lo digital a lo presencial y no al revés?

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