Hasta el año 2020, las personas generábamos 1,7MB de datos por segundo, una cifra que se ha ido incrementando y que tuvo como acelerador a la pandemia del Covid-19. Hoy en día se recolectan datos desde diferentes lugares y para fines muy diversos: desde el espacio, la ciencia, medicina, estadística, internet, etc.

Fue en la década de 1990 cuando se acuñó el término “minería de datos”, que comprendía tres áreas científicas: la estadística, la IA (Inteligencia Artificial) y el machine learning para la correlación, análisis y extrapolación de datos. A partir de ellos, se trataba de encontrar patrones repetitivos, realizar predicciones o hipótesis a través de procesos manuales y automáticos.

Desde las empresas

La transformación digital ha permitido que se genere una cultura de datos –un nuevo enfoque por el que apuestan muchas empresas- que integra talento humano, herramientas y tecnología. Su propósito es recolectar, gestionar y almacenar la mayor cantidad de datos posibles, lo que les permite generar nuevo conocimiento y tomar mejores decisiones para el negocio, a corto y largo plazo.

La gran cantidad de datos recopilados y almacenados puede generar beneficios y aportar valor para las empresas y la sociedad en general, pero solo si se interpretan adecuadamente puesto que los datos por sí mismos no nos dicen nada.

La cultura del dato permite a las empresas optimizar procesos, aprovechar oportunidades, mejorar la eficiencia e incrementar su rentabilidad. Según un estudio del McKinsey Global Institute, “las organizaciones basadas en datos tienen 23 veces más probabilidades de adquirir clientes, seis veces más probabilidades de retenerlos y 19 veces más probabilidades de ser rentables”.

Data mining, ciencia de datos e ingeniería de datos

Si realizamos una búsqueda en Google Trends –la herramienta que, en base a los datos registrados en el motor de búsqueda de Google muestra de manera gráfica la frecuencia de temas y términos de búsqueda de los usuarios- observaremos que desde 2004 hasta el presente, los términos “minería de datos”, “ciencia de datos” e “ingeniería de datos” han ido ganando popularidad. Todos ellos tienen en común y como base las estadísticas, las matemáticas y la programación, fundamentales no solo para el análisis y gestión de los datos sino para la integración y unificación de la información de las diferentes áreas de una organización. Como resultado, esto permite a las empresas tomar decisiones –estratégicas y operativas- basadas en hechos reales y no en intuiciones y, por ello, conseguir una mayor rentabilidad.

Por Andrea Tapia

 

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