¿Estamos haciendo apps por encima de nuestras posibilidades?
Aunque los modelos de negocio del futuro son móviles y conectados a Internet, hay una caída de las apps.
La aparición del iPhone en 2007 supuso una revolución en toda regla en la industria tecnológica y de las telecomunicaciones. Pero además, bajo la bandera de la simplicidad y la experiencia de usuario, trajo consigo la revolución de las aplicaciones móviles.
Revisar nuestro correo, publicar un tuit, buscar las indicaciones hacia el restaurante más cercano, regalar likes indiscriminadamente a todo lo que se mueve… Hoy en día hacemos todo esto con naturalidad desde las aplicaciones que tenemos instaladas en nuestros Smartphones.
Aprovechando esta revolución -y con los ejemplos de consolidadas plataformas como Facebook, Instagram y WhatsApp- un gran número de Start-Ups ha considerado que la mejor manera para hacerse multimillonario pasa por la creación de una app. Todo esto, aunque probablemente la nueva aplicación aporte idénticas funciones que otras ya existentes. Pero como dicen ellos mismos, “esta será la definitiva”. Tras 10 años de apps, ¿no estamos cansados y saturados de ellas?
Tras 10 años de apps, ¿no estamos cansados y saturados de ellas?”
Según un informe de Deloitte, las aplicaciones está en clara decaída. Si antes los usuarios se descargaban 3 apps al mes, ahora se descargan 1,9 apps de media.
Otra evidencia de la consolidación y madurez de las aplicaciones es el hecho de que muchas son instaladas y usadas una sola vez, mientras que las que se usan con más recurrencia son siempre las mismas.
Ante estas cifras no se muestra un escenario muy prometedor para las Start-Ups dedicadas a las apps. Atrás quedan las épocas doradas de Angry Birds y Candy Crush. Me atrevo a decir que hay altas probabilidades de que las aplicaciones mueran o tengan que reinventarse en otra cosa.
Este fin, para todos los que nos dedicamos al negocio online, no debería preocuparnos. Los contenidos, la publicidad, las tiendas y servicios en la red ya no son una opción. Se trata entonces, más de un problema de forma que de fondo.