Por: Andrea Carpentier

El concepto no es nuevo, y es bastante común que tengamos nuestra bandeja de entrada atestada de newsletters que muchas veces ni siquiera abrimos. Sin embargo, en una estrategia de Inbound Marketing bien aplicada, una newsletter puede ser una herramienta muy poderosa.

Para comenzar..
Las newsletters pueden variar mucho su contenido, pero algo en lo que deberían coincidir todas, es que debiesen ser solicitadas previamente por un usuario. Hay diferentes canales y estrategias para lograr esto, pero es primordial que la decisión final, la tome un usuario a través de una acción.Enviar contenido que nos cuesta crear, a usuarios que no están interesados en consumirlo, nos llevará siempre a pérdidas.

Manos a la obra..
Dicho esto, ya podemos establecer los objetivos de nuestra newsletter. ¿Queremos cualificar a esos leads que se suscribieron? ¿Queremos hacer difusión de contenidos para trabajar el awareness de la marca? ¿Queremos lograr fidelización a través de contenido relevante?

Se pueden mezclar objetivos en mayor o menor medida. Lo que está claro, es que hay que definirlos y tenerlos siempre presentes para lograr una estrategia efectiva. Con esto en mente, podremos llegar a las personas indicadas, con el contenido adecuado, en el momento clave.

Lo que no hay que olvidar..

El remitente y el asunto del correo.
Puede parecer poco relevante, pero en realidad, a la hora de abrir o no un correo, esta es la clave. Procura usar mensajes cortos y claros. Juega con las expectativas, pero no te vuelvas muy misterioso. Es importante dar confianza y entregarle algo de información al usuario, para que sepa que le estás entregando un contenido que realmente le interesa. Aprovecha el espacio del remitente para darle esa confianza al usuario, utilizando un nombre y apellido personal (si es que tiene sentido, claro), o el nombre de la marca. Evita parecer un spam.

El contenido.

Es muy obvio, pero es fácil cambiar de camino y empezar a crear los contenidos que nos interesan como marca, olvidando lo que quieren nuestros usuarios. No olvides que en el momento en que alguien se suscribió a la newsletter, existió una oferta o promesa para ese usuario. No queremos defraudarlo. Considera siempre lo que le ofreciste y cumple tu palabra.

El diseño.
A veces lo dejamos de lado, cuando el diseño también es una herramienta poderosa. Una newsletter con un bloque de información, llena de tipografías diferentes o con una mala mezcla de colores, puede hacernos cerrar un correo en segundos. No queremos confundir a nadie, no lo queremos marear, ni queremos que tenga que decidir hacia dónde poner el foco.
Lo mejor es facilitar la lectura, destacar únicamente lo que vale la pena destacar, y dejar que los colores sean coherentes con la marca. Probablemente ya tengamos una paleta de colores escogida para nuestros canales digitales. Sigamos esa línea para potenciar esa asociación. La creatividad es bienvenida, pero siempre con coherencia.

Frecuencia de entrega
Un último punto importantísimo, aunque seguro que podemos hilar más fino y encontrar otros, es la frecuencia de nuestra newsletter. Este punto vuelve a estar ligado con nuestra estrategia y nuestros objetivos.
¿Generamos tanto contenido que se nos hace relevante entregar una newsletter diaria? O en realidad, estamos bien con que nos lean una vez a la semana. O quizás, solo me interesa destacar ciertos contenidos una vez al mes. No lo sé. Cada negocio es diferente y puede variar su frecuencia. Pero es importante detenerse a pensar, cada cuánto tiempo, lo que le entrego a mi usuario a través de mi newsletter, es digno de ser leído. Hostigar con correos a mis suscriptores, o darle contenido poco relevante para cumplir con la frecuencia, pueden ser motivos de baja.

Finalmente, a prueba y error se aprende. Hay que experimentar, testear, arriesgarse y mejorar. Siempre atentos a las métricas y dejando espacio para el análisis de éstas. Es la mejor forma de tomar decisiones correctas y adecuadas a cada negocio.

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