Aunque intentan mostrarle al usuario lo que le interesa, muchas veces las cookies ocultarían información que podría ser relevante.  

Las cookies… Cuan adorables son esas pequeñas captoras de información, ¿verdad? Cada vez que entramos en una nueva página web nos aparece un mensaje que dice: “Te estoy analizando, mido tus comportamientos y lo que te interesa de esta web para hacer tu navegación más personal y sencilla, soy una cookie, ¿a qué molo?”. Yo personalmente me imagino una Chips Ahoy sonrientes metiendo información en unos archivadores gigantes, vaya cabeza la mía…

Sí, nadie lo niega, las cookies ayudan al usuario a tener una navegación más fluida y también a la empresa a conocer mejor a sus visitantes y potenciales clientes.

Sin embargo, se utilizan sobre todo para ofrecer a los visitantes lo que sabemos que les puede interesar comprar según sus gustos y preferencias. Y aunque pueda parecer idóneo,  porque sólo les ofreces “lo que les interesa”, ¡ojo! Quizás a esos mismos usuarios también le importan otras cosas, pero no lo saben porque se lo estás ocultando.

Voy a comentar un poco mi experiencia personal en este asunto. En Facebook (no sé si alguno de los lectores de este blog la conocerá, qué nombre más raro, Caralibro…) está almacenado todo mi comportamiento, y yo me he dado cuenta de que me está ofreciendo contenido que me gusta.

Últimamente en mi portada o timeline me aparecen un montón de vídeos divertidos: gatitos, deportes, fails… Os juro que gracias a Facebook cada día tengo un par de carcajadas extra, aunque en todo caso también me he fijado que prácticamente no veo qué es lo que hacen mis amigos.

Y se está haciendo muy común la siguiente conversación con mis colegas:

– Oye Alex ¿viste lo que colgué ayer en Facebook?

– No, ¿qué era?

– Pues un artículo muy interesante sobre “X”

A continuación todo el mundo se pone hablar sobre ese interesantísimo artículo y a mí me vienen a la cabeza gatitos saltarines, golazos de campeonato y porrazos épicos… Facebook está eliminando material interesante en mí día a día porque durante un periodo de tiempo me lo pasé pipa viendo vídeos divertidos.

En cierto modo puedo afirmar que mi timeline de Facebook viene impuesto por una conducta ejercida por mi antiguo yo, eso no lo voy a negar: mientras la gente en verano está de vacaciones y yo me quedo en la ciudad trabajando, en vez de ver las fotos de la playa me dedico a entretenerme con mi timeline, siendo ese el momento en que las cookies registran que me encantan los gatitos, los deportes y los guantazos a mano abierta.

Sin embargo, cuando acaba el periodo vacacional, he desconectado a nivel online de mis amigos. Not good.

Para evitar este tipo de situaciones creo que las cookies deberían ser de uso compartido, más transparentes, reales y tangibles. Me gustaría que Facebook me dijese una vez cada 3 meses algo parecido a: “Buenas Alex, últimamente estás mirando muchos vídeos de mininos simpáticos, te mostramos tus cookies y qué tipo de páginas prefieres por si quieres cambiar alguna cosa.” Con esto, la imagen que transmitiría la empresa sería más limpia, más transparente y generaría mayor confianza en el usuario.

No creo que sea algo difícil de implementar y realmente mejoraría bastante la experiencia de usuario dentro de su propio desarrollo personal en lugar de estancarlo en oferta informativa día tras día.

Con esta pequeña reflexión os dejo, pondría un vídeo de gatitos, pero os volveríais adictos y no saldríais del bucle.

Alex Eguiguren 

 

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