La visión de una alumna acerca de su participación en el MMDD.

Me siento transformada, hoy puedo pensar diferente, puedo ayudar a otros a hacer lo mismo y a contribuir a crear mejores relaciones entre las empresas y los clientes.

Decidí hacer el Máster en Marketing Directo y Digital para tener una visión más amplia del Marketing y de la Comunicación a través del canal digital. La decisión no fue nada fácil puesto que en el mercado existen un sinfín de opciones. Me convenció el enfoque absolutamente acertado del punto de partida, desde donde nace y se origina todo: el cliente.

El Universo se confabulaba para que empezara la transformación.

El primer día de clase fue el típico primer día donde no conoces a nadie. La gente empieza a entrar en la sala y tu yo interior empieza a retransmitir una extraña mezcla de emociones y sensación de nervios. Luego llega ese momento difícil de salir a la palestra y presentarte ante 25 desconocidos, lo cual no es una tarea fácil.

Llegaron las primeras anotaciones, las primeras páginas de una libreta que se iniciaba con la célebre frase pronunciada por Josep-Maria Fàbregas, director del máster y apasionado profesor que con toda solemnidad y cercanía nos decía: “Bienvenidos al Máster en Marketing Directo y Digital”.

Poco a poco, clase tras clase, empecé a descubrir las piezas de un puzzle que iba construyendo una nueva filosofía de trabajo, una nueva visión del Marketing donde la relación directa entre las empresas y los clientes y sus potenciales con objetivos claros de negocio, son la base para empezar a analizar y construir estrategias, pirámides y propuestas de valor, canales de venta y cuadros de mando, entre otras, como herramientas útiles y básicas para el manejo coherente del departamento de Marketing, así como para el emprendimiento de cualquier negocio posicionando al canal no como protagonista principal sino como la manera de llegar al objetivo común de la empresa.

Auténticas clases de “estriptís” digital, de interpretación y optimización de datos y de fórmulas matemáticas para lograr que el plan económico sea sólido y sostenga la creatividad de los planes de captación, fidelización y notoriedad.

Las clases presenciales han permitido crear relaciones personales, inspirarnos y soñar juntos. Profesores apasionados que han sabido transmitir más allá de los conocimientos la actitud y la pasión por el trabajo bien hecho y que nos han hecho reír mucho. Sin duda cada uno de ellos ha dejado su huella en el proyecto final de tesina y, más aún, en nuestro corazón.

Gracias a la dirección del Máster, a los profesores, compañeros de clase y a la Universitat Pompeu Fabra. Gracias a todos por este año inolvidable.

Susana Insa

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